Nos
hicieron creer que el metro no forma parte del alcantarillado,
que
en el deporte ganamos todos
cual
trío de mosqueteros,
que
el éxito no lleva cableado eléctrico
y
que existe la democracia de los reyes,
que
los números de una nómina
no
pertenecen
a la
denominación de esclavo
y la
libertad es un concepto definible.
Sin
embargo vivimos,
de
vez en cuando existimos
y
veces nos amamos.
Entonces
me uní a la manifestación.
Tú
ibas de mi mano.
Gritábamos:
¡Sí!
No
importa el qué
y
nos estremecíamos.
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