¡Despierta!
En la noche hay un sol vigilante
y en el día una continua grabación del calor.
Mientras duermes
se instalan los micrófonos para oír la circulación de tu sangre.
La hora punta de lo que respiras.
No te tumbes en la arena del semáforo
o no pasarás al otro lado del código,
a las esferas sin voto,
a la huelga normalizada en las aceras.
Clava en una esquina
el diario de tus dientes,
las mayúsculas masticadas
para ser digeridas por las minúsculas.
Hay una nueva lluvia sobre la ciudad que no viaja en envoltorios
húmedos.