Extracto de Fin de siglo en México DF
- ¿Se puede vivir de la poesía? - Pregunté a Feliciano.
- ¡Se puede! De todos
modos, no te preocupes por eso ahora. Es importante en la vida, para ser un
buen poeta, vivir. Viajar como estás haciendo ahora y nutrirte de experiencias.
Conocer personas diferentes que te aporten su punto de vista. Y enamorarte por
supuesto. Eso es lo más hermoso siempre. En tu ámbito laboral también
encontrarás un continente de ideas reivindicativas que no tendrías si no
trabajaras, si solo te dedicaras a escribir. Para escribir antes hay que pasar
por el conocimiento de la vida normal. En los salones elitistas y cafés
mundanos solo encontrarás a soberbios que han leído mucho y vivido poco. ¡Solo
hablan de pendejadas! Aléjate de ellos, de sus opiniones intelectuales, porque
pueden estar eruditamente muy bien basadas pero están huecas de verdadera
experiencia. Quizás algún día consigas vivir de lo que escribes, o encuentres
un modo de vida que te permita seguir con tus lecturas y tiempo para escribir.
Eso hago yo. Lograrás publicar, seguro, en cuanto te lo propongas y tengas un
material rico de vivencias. Fíjate en las posibilidades que se abren con
internet. Estamos ante un mundo nuevo de impensables horizontes. El
reconocimiento mediático es solo un aspecto político del que casi es mejor
huir, porque te proporcionará fama y dinero, pero te hará prisionero de quien
te haya encumbrado. ¡Sí, un mero pacto con el diablo! Amigo, tienes un talento
singular. Tus poemas, como el que nos recitaste de la Rutina, poseen
conocimiento de vida y es original. Convence porque tú mamaste esa rutina. Y
eso es lo más importante que podemos aportar al mundo de las letras. ¡Amigo,
vive y brinda conmigo!
Alzó su cerveza y brindé con él.
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