La Historia se auto elimina,
auto desaparece,
y solo nos queda el sórdido relato del viento en
calma.
Leemos historia como novela.
Aprendemos iconos y números
sin saber que ella nos ha borrado el reflejo en el
mar.
Pero escribe,
escribe en tu ADN la sonrisa de Ícaro cuando lo vio.
El dolor más inmenso,
insoportable,
seguramente sería
la verdad absoluta.
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