olías a escalones de madera bajo la lluvia
a silencio de charco
olías a mirada y a poema de café
olías a gemidos y jadeos
pero yo sólo te escuchaba
te envolvía en mis dedos
y olí tus piernas abiertas tus manos
navegando en mi pelo
y olí todo tu espacio
pero yo sólo atendía a tu lengua remando en mi piel
y oliste las estanterías de mis ojos
y cada libro de mi voz
oliste mis lapiceros escribiendo en la bañera tu cuerpo
mientras la esponja escuchaba el perfume
de la ausencia
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