Ser bueno te hará dichoso, ser culto te hará libre. José Martí.

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viernes, 11 de abril de 2014

Después de los aplausos a Suárez

     La persona de Adolfo Suárez reúne todos los ingredientes necesarios para convertirle en una apasionante personaje de novela o de película. Con su muerte hemos escuchado alabanzas sin fin. Casi se diría que parecía tan perfecto que no se entiende que no siguiera de Presidente durante su vida entera. Lo cual choca con la realidad histórica. En una entrevista televisada del Rey, hace ya años, decía que la transición había sido una hoja de ruta (tomó prestado el término que se usaba en aquel entonces para la paz de entre israelíes y palestinos) diseñada entre él mismo, Suárez y Torcuato Fernández Miranda. A mi entender este último era el verdadero experto jurídico del antiguo régimen. Pero Suárez jugó un papel esencial para desarticular el anterior esquema de poder. Para ello tenía unas cualidades inequívocas de negociación y persuasión. Siguió al pie de la letra la "hoja de ruta" y llevó a buen puerto el proyecto democrático hasta ser aprobada la Constitución. Hasta aquí muy bien. Pero no olvidemos que el bipartidismo se forjó en esa época para las elecciones con la ley D'honz. Se financió al partido socialista, secretamente, para que sirviera de contrapeso y anulara al partido comunista. Lo consiguieron. En el futuro democrático de España solo se contemplaba que ganaran siempre dos partidos: El centrista de UCD y el PSOE. Salió mal, pero el bipartidismo injusto es lo que tenemos gracias a Suárez, de acuerdo con el Rey y los USA.
     Llegó 1979, y como era de esperar UCD volvió a ganar las elecciones, aunque sin mayoría absoluta. Desde ese momento Suárez empieza a naufragar como político. Es incapaz de realizar los cambios necesarios que necesitaba España en todo tipo de infraestructuras sociales y administrativas. No resuelve la crisis económica que se arrastraba desde hacía ya varios años, el paro sube y asciende la delincuencia juvenil. Este panorama no es el apropiado para dar tantas alabanzas a un personaje que no supo solucionar nada por sí mismo.
     Pero lo malo no era eso. Lo malo es que USA con Reagan y los republicanos en el poder piden a España que entre en la OTAN, esencial en su estrategia de "Guerra de las galaxias" para derribar el régimen comunista de la URSS. El Rey se lo pide a su Presidente, pero este no está nada convencido... Esta diferencia separa a ambos de lo que hasta ese momento había sido una relación de gran amistad. El PSOE aprovecha para lanzar una una moción de censura que saben que no van a ganar. Pero consiguen en dejar a Suárez en evidencia. Felipe González devora en oratoria a un hombre persuasivo en el bis a bis pero no en el congreso. Su propio partido empieza a ver que su líder es débil y no es el más apropiado para dar respuesta a los problemas del país.
     El Rey, presionado por los americanos, presiona a su vez a su amigo para que, o entremos en la OTAN o dimita. Adolfo no hace ni una cosa ni otra. A partir de ese momento se empieza a orquestar el futuro golpe de Estado. Es decir, la negativa de Suárez a irse es la razón de que a los miliares, antisuaristas desde que se legalizó al partido comunista, se les empiece a dar alas para moverse. Esas alas se las dan los políticos ambiciosos, el PSOE que quiere el poder ya, sin esperar más, y el AP de Fraga, ansioso por ocupar el lugar de UCD en el esquema bipartidista que tanto criticaron ellos.
     El Rey quiere soluciones. Y la solución que le presentan es una nueva moción de censura que presentaría el PSOE pero que esta vez si ganarían con el apoyo del AP y de algunos diputados de UCD. Se crearía un gobierno de Salvación Nacional, transitorio hasta nuevas elecciones. Por supuesto se entraría en la OTAN. A los militares se les pide solo que estén preparados. En realidad no está claro si de lo que se trataba era de tenerlos vigilados, algunos tenían duros planes golpistas, o informados por si hacían falta.
     Suárez, informado de que va a ser traicionado por su propio partido, dimite por sorpresa. El Rey suspira aliviado. Vuelve la confianza y la amistad. Y más cuando Calvo Sotelo promete al Rey que se entrará en la OTAN. AP y PSOE, contrariados, presionan para que se lleve a cabo el gobierno de Salvación Nacional. No hay marcha atrás para el Rey, pero este es consciente del malestar entre los militares, o al menos eso es lo que le dice su "padre" Alfonso Armada.
     El Golpe de Estado se precipita en plena votación para nombrar a Calvo Sotelo presidente. Los más interesados PSOE y AP. Suárez da un ejemplo de valentía y arrogancia. Los que no se tumban al suelo con los tiros son los menos informados de lo que iba a pasar. Alfonso Armada se guarda el papel de salvador de la democracia española. Pero los capitanes generales no están de acuerdo. No hay unanimidad. El Rey gasta la tarde del 23f hablando con ellos y tratando de lograr un consenso. No lo consigue. Pero finalmente da permiso a Armada, a título personal, para que libere el congreso. Allí se encuentra que Tejero no está dispuesto a que se cree un gobierno de políticos con socialistas y comunistas. Se rebela y no obedece órdenes ni de Milans del Bosch. El diseñado plan por las "inteligencias" del CESID fracasa porque son incapaces de tener en cuenta el factor humano.
     El golpe cae por sí mismo. Suárez se convierte en un héroe. Armada es considerado un traidor. Más tarde el Rey sabrá que le utilizaron. Le utilizaron los políticos. No uno o dos de ellos, la mayor parte de la masa política de aquel entonces que nos gobernada y nos sigue gobernando.
     Suárez no se merece tantas alabanzas. No era un buen político, ni sincero ni honesto. Pero es que en la historia de este País no podemos salvar a nadie.

1 comentario:

  1. Pero si hasta pusieron a Fraga de héroe cuando murió, renombrando calles y plazas en homenaje suyo. Este país de pandereta es lo que tiene, que está lleno de cortinas de humo tan densas que consiguen borrar la memoria colectiva de hechos recientes.

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