Ser bueno te hará dichoso, ser culto te hará libre. José Martí.

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domingo, 28 de junio de 2020

Amor de verano

     De repente las peores películas se hicieron realidad. A los pocos días de suspenderse las clases por el coronavirus el Presidente habló al país para anunciar el Estado de Alarma, la prohibición de salir de casa. ¿Qué haremos? Decían mis hijos. Bueno, siempre nos quedará Hattrick, respondía mientras me miraban estupefactos: contentos sin madrugar ni ir al colegio. Me recordaba al golpe del 23f que para mí fue emocionante sin asistir al cole. Me confiné con mis retoños de 9 y 7 años. Por las mañanas hacíamos tareas que mandaban los profes. Por las tardes juegos de mesa. De madrugada veíamos películas de virus, pandemias, zombis o alienígenas que, de repente, dejaron la fantasía para volverse muy reales. Mi hijo mayor preguntó cuando actualizaría el sistema del ordenador para jugar al Fifa: No lo sé, recomiendan comprar uno nuevo... no podemos ahora. ¡Jopeta! Contestó. Bueno, siempre nos quedará Hattrick... Pasaron semanas, meses, llovía aburrimiento. El temor se cernía. El pequeño me interpeló: Papá ¿podremos ir a la playa este verano? No lo sé, sinceré. Pero bueno, siempre nos quedará Hattrick. ¡Jolín! Dijo el mayor. ¿Por qué siempre dices eso? Veréis, hay una antigua película llamada Casablanca donde pasaba algo parecido a nosotros encerrados en una ciudad esperando salir en algún avión para huir de la guerra. El protagonista se reencuentra con un amor del pasado. Ella quiere quedarse, revivir el romance pero él le aconseja que se vaya porque siempre les quedará París. ¿Y qué tiene que ver con Hattrick? Razonaron. Bueno, para mí Hattrick es como un amor de verano que termina, ya no es lo mismo, pero siempre quedará el recuerdo de aquel hormigueo tan especial... Papá, ¿jugamos a Hattrick? Les miré al borde de casi una lágrima. Bueno, ¿por qué no empezamos por los juveniles?

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